El pasado domingo, Nacho López vivió probablemente una de las mejores sensaciones de su vida. Mil quinientas personas se reunieron en su barrio, junto a su casa, para llevarle en volandas a él y a su equipo, el San Fernando B, y lograr el ascenso a División de Honor. Las lágrimas de Marcos Herrera, la emoción de Dani Freire y el grito de guerra iniciado por Sebas Trelle iban mucho más allá de un simple partido. Era y es, al menos por ahora, el culmen, el éxito más grande de una joven generación de futbolistas isleños con hambre de gloria en el equipo de su vida.
Jaime Bugatto, técnico del filial, se quedó con la espina de no haber podido crecer en el Club de su familia. Lo sabe y lo tiene presente. Quizás por ello no le tiembla el pulso a la hora de apostar por una hornada de talento local que durante los últimos años llegó a ascender a División de Honor con el Cadete A de Paco Martínez y el año pasado se quedó a las puertas de la máxima categoría Juvenil.
Hay talento. Mucho talento. Y tiene acento de La Isla. De la tierra. Hasta siete de los once futbolistas que estaban sobre el césped justo antes del pitido final son nacidos y/o criados en San Fernando: Nacho, Freire, Dieguito, Escobar, Richarte, Marcos Herrera, Kevin Lamela.
Solo uno de ellos, Marco Renzi, es de fuera de la provincia de Cádiz, prueba inequívoca del gran trabajo de los responsables de Cantera, Carlos Murciano, José Cobo y Paco Martínez, que han peinado el fútbol base de la provincia para atraer y exprimir el potencial de chicos como los gaditanos Óscar Sánchez y Abel Bastón y el puertorrealeño Pablo del Castillo.
En la plantilla, Yerai Dávila, Antonio Lacida, Pablo Mingo y Tito Sandubete completan la nómina de jugadores isleños. Por su parte, los chiclaneros Óscar Baldomero, Dani Torres y David de Gregorio y el puertorrealeño Pablo Jiménez hacen que el porcentaje de jugadores de la provincia en el San Fernando B se eleve hasta el 78%.
Diego Doblado (Lebrija) y los extranjeros Caio Lino (Brasil), Marcos Cheng (Noruega), Carlos Ramírez (Colombia) y Matheo Sánchez (Francia) dota de mayores recursos a un equipo que se ha caracterizado por sobreponerse a los contratiempos y adaptarse a la perfección a cada situación a pesar de su corta media de edad.
El buen funcionamiento de la fábrica de talento que es la Cantera SFCD se demuestra con tres nombres. Sebas Trelle, Dani Freire y Jesús Gutiérrez acumulan trece temporadas en el fútbol base del Club. Freire incluso compagina su desempeño en el terreno de juego con labores en el cuerpo técnico del Cadete A de la propia estructura de Cantera. Más allá de lo meramente futbolístico, lo cierto es que el apego y la pasión por los colores queda demostrado en cada partido y en cada celebración.
Sin duda, el éxito en el presente de la Cantera es motivo de celebración. Pero lo más gratificante es percatarse de que un equipo con una media de edad que no llega a los 20 años ha tuteado y tumbado a sus rivales en Primera Andaluza y está dispuesto a dar grandes tardes a La Isla en División de Honor y, en un futuro a corto, medio o largo plazo, en el primer equipo.