Rubén Richarte Lacida (San Fernando, 2006) es un adolescente isleño cuya apariencia engaña. Es menudo, introvertido y no muy hablador. Sin embargo, dentro del campo, es descarado, tanto como para haber tenido un gran protagonismo en el ascenso del San Fernando B pese a que acaba de finalizar su primer año Juvenil.
Cuestión de confianza. Esa que le ofrecen sus compañeros, que le han acogido a la perfección y le han permitido desplegar todo su potencial y el míster Jaime Bugatto, que demuestra con Rubén que, en el fútbol, la fecha de nacimiento importa poco. Sin ir más lejos, apostó por un chaval de 16 años cuando la vuelta de la final por el ascenso ante el Trebujena CF entraba en su fase decisiva con un Bazán a reventar y las emociones eran cada vez más fuertes.
“Bugatto me conoce bastante. De hecho empezamos la temporada juntos en el Juvenil B y siempre me dice que no tenga miedo al error, que sea descarado, encare y me atreva”, explica un Richarte que guardará para siempre el gol que anotó para culminar la remontada en la final y lograr el ascenso. “Fue una sensación única. Cuando Diego Doblado dejó pasar la pelota y controlé, noté que el tiempo se detenía. Al disparar y ver el balón entrar me volví loco. Y después todo lo que vino…fue inolvidable”, culmina.
Richarte, que inició su carrera en el San Fernando con apenas cuatro años, es uno de los claros ejemplos del buen funcionamiento de la Cantera SFCD en los últimos años. El crecimiento de Rubén como jugador es palpable, si bien los dirigentes del fútbol base son prudentes con respecto a su progresión.
Su entrenador en el filial, Jaime Bugatto, destaca de Rubén que, a pesar de ser “un niño” y sentir una gran admiración por todos sus compañeros, cuando rueda el balón “actúa como si estuviera en el patio del colegio y se ha ganado el respeto de jugadores con más experiencia que él”.
En este sentido, Bugatto considera a Richarte “un valor de la Cantera y del Club”, si bien necesita “mantener la ilusión con la que trabaja a diario para tener un bonito futuro en el fútbol y en el San Fernando”.
Un futuro que se presenta ilusionante: “Tengo muchísimas ganas de seguir creciendo. Sé que tengo que ir paso a paso porque tengo la suerte de que mi familia, sobre todo mi padre, me tranquiliza y aconseja. Ojalá pueda aportar el máximo posible en la temporada del Juvenil en Liga Nacional y, si es posible, seguir adquiriendo experiencia con el filial en División de Honor”.
A medio plazo, Richarte desea culminar su trayectoria azulina de la mejor manera posible: “Lo tengo clarísimo. Sueño a diario con debutar con el primer equipo y jugar en el Iberoamericano”. Habla seguro de sí mismo. Sin dudas, como cuando encara a rivales que le doblan en edad, tal y como le pide su entrenador. Le queda camino por recorrer, pero tanto él como su entorno lo tienen claro: viajan por la ruta correcta para llegar a la meta soñada por el pequeño Rubén que daba sus primeras patadas al balón en la Escuela Bahía.